Legal design y protección de datos personales

En este post nos cuestionamos si las técnicas de Legal Design tienen cabida en el sector de protección de datos.

¿Legal Design? ¿De qué demonios estamos hablando?

Cualquier definición de Legal Design más o menos viable haría referencia inmediata al Design Thinking, pero ya te estaría introduciendo otro término a definir en la propia definición y eso complicaría más las cosas, cuando lo que busca realmente el Legal Design es hacer la comunicación de conceptos legales más comprensible para los usuarios.

Y parece que no, pero con la última frase prácticamente te lo he dicho. Legal Design es toda una filosofía, un movimiento, un cúmulo de saberes y de técnicas, principalmente basadas en el diseño y en las metodologías ágiles, y dirigidas a propiciar que los sistemas jurídicos, los productos y servicios legales e incluso la documentación jurídica que generan los abogados y operadores jurídicos sean más amigables (user friendly) para el usuario.

No se trata solo de traducir el legalés al balleno con el que tratamos en el bar o en WhatsApp. Aplicaremos la capa de diseño oportuna para asegurarnos de que el Derecho es comprensible por los interesados, salvando así la brecha de comunicación que existe muchas veces entre profesionales jurídicos y los destinatarios de los productos y servicios. «Sí, me has hecho la gestión, hemos ganado el caso, etc, etc, pero no me he enterado de nada». En el fondo a muchos abogados les sigue gustando esa «opacidad» con el cliente, ¿verdad? Pero nunca a un buen abogado legaltechie, amigos.

Bien. Hasta aquí entenderemos que donde ha encontrado mejor caldo de cultivo el Legal Design haya sido dentro de la esfera de lo que se ha venido llamando Legaltech (¡otro término más!), que tiene muchas variantes y opciones (hasta ramas y sub-ramas, diríamos) pero que te voy a definir desplanchadamente como esa órbita de productos y servicios que sirviéndose de diversas tecnologías, potencian la labor del profesional jurídico o, incluso, aspiran a sustituirlo (dejemos para otro día si un software puede ser abogado).

Vale. Es de cajón que en el marketing que hagamos de esos productos y servicios «Legaltech«, la capa de diseño con la que nos aproximemos al usuario va a ser determinante de su éxito. Si el producto/servicio legal envuelto en tecnología no cautiva al usuario, no «le entra por los ojos», ve dando al cliente por perdido.

Legal Design y Protección de Datos

Intento traerme ahora esto del Diseño y de la usabilidad y del Design Thinking al terreno de nuestra artesanal asesoría: la protección de datos. No toco aquí Privacy by design, que usa esa misma palabra «design» (diseño), pero es otra cosa distinta.

Nosotros estamos tan felices de habernos conocido con nuestros cursos técnicos de DPO, introduciéndonos los considerandos del RGPD en vena o redactando nuestra papelería para soltarla a razón de «a kilo» entre nuestros clientes con ese lenguaje enrevesado, oscuro, pesado que propiciará que tenga que volver a recurrir a nuestros servicios porque sigue sin entender nada. Nosotros muy bien, peeeero: cliente que se ponga a leer nuestros escritos y que no tenga un mínimo interés en esto, está frito al segundo folio.


¡Pues claro que sí, Hulio! El RGPD transporta en su articulado una oportunidad extraordinaria para mejorar ese engagement con el cliente, para que luego este sepa transmitir diafanamente a sus respectivos interesados cómo está tratando sus datos.

Sí, te estoy sugiriendo que la primera capa de Legal Design en nuestro sector habría que aplicarla en las relaciones consultoría-cliente, asegurándonos que nuestra documentación cautivase la atención, generase el interés, propicie la acción de llevar la protección de datos a otro escalón en su consideración por todos los players de este juego.

Un ejemplo palpable, porque también es muchas veces la cara más visible de nuestro cliente, de una empresa. Las Políticas de Privacidad.

El reciente informe de la AEPD sobre Políticas de Privacidad de páginas web nos dice claramente que seguimos redactando declaraciones y políticas largas, farragosas, complicadas, confusas, casi dispuestas para el aburrimiento mortal. Es decir, no lo estábamos haciendo bien (en una gran mayoría de casos). «No facilitan que un usuario medio finalice su lectura ni que la comprenda«, dice la AEPD.

Seguramente nuestro cliente siga así tan satisfecho, pagando mejor cuanto más papel y caracteres tenga la política, el código de conducta, la ponderación del interés legítimo, ¡póngame dos! Pero no se trata de eso, ¿verdad? Creo que lo vamos teniendo claro.

Atrevámonos con el Legal Design en nuestro «santo» oficio. ¿Cómo no va a ser la protección de datos user friendly? ¡Pero si es casi la rama del Derecho idónea! Alguno me desheredará por llamar «rama del Derecho» a la protección de datos. Bien, acepto.

Cerrando el tema de Políticas de Privacidad, un buen ejemplo, el de Juro, haciendo políticas que a la gente le gustaría leer.

Reduzcamos caracteres, espaciemos más, «iconicemos» y esquematicemos (sin esperar a que nos «normalicen» los iconos), utilicemos los colores más allá del rojo y del verde en un análisis básico de riesgos, juguemos a hacer scketch… ¿por qué no? No se domina una materia hasta que sabes dibujarla. Hace nada me serví de Coggle, una herramienta online (¡y gratuita!) de mindmapping para esquematizar a un cliente una cadena algo compleja de encargos de tratamiento que tenía «a pachas» con varias empresas. Los ejemplos son miles.

Y luego, una vez que cautivemos al cliente, tenemos que hacer que este «venda» que es RGPD compliant con sus clientes, proveedores, empleados, encargados, etc, etc de una manera atractiva, cercana, que revele que domina no ya los grandes titulares del yidipiar sino sus principios base. ¿No seríamos así más «cumplidores proactivos» y/o, como mínimo, más «accountables»? Informando mejor, comunicando mejor…

He propuesto una asociación entre diseño (Legal Design) y protección de datos y veo que hay mecha suficiente para abordarla desde diferentes posiciones y referida a diversos aspectos de nuestra actividad. El tema tiene también sus riesgos, pero a mí me interesa ahora tu opinión.

No dejes de compartir esto en tus redes y haznos saber en Twitter qué piensas como profesional. ¿Hasta qué capa de tu documentación dejarías entrar esto del Legal Design y en qué «papeles» ves que no tiene cabida?