Top 5 “argumentos de cuñao” contra la app #RadarCovid

Cuando algo está mal, está mal. Y cuando está bien está bien. Y la app RadarCovid está bien. Ha tardado lo suyo, pero está bien.

Ya se ha escrito mucho explicando cómo funciona, y no queremos repetirnos.

Sí queremos poner nuestro granito de arena para compensar la campaña de información de su funcionamiento y promoción de su uso que hace tanta falta y no se ha hecho.

Y para eso, nada mejor que desmontar una a una todas esas chorradas que van diciendo por ahí los típicos cuñaos que, como siempre, no tienen ni puñetera idea de lo que dicen y sólo quieren casito.

1-. El cuñao paranoico: “La app accederá a mis contactos y los copiará”

El estándar DP3T (pdf de la PIA aquí) en que se basa la app española #RadarCovid es un artefacto cuasiperfecto en términos de privacidad y seguridad:

  • sólo utiliza señales de bluetooth para identificar tu móvil:
  • no trata ni almacena nombres, apellidos, ids de publicidad, geolocalización, ni nada que te pueda identificar.
  • Esos identificadores de bluetooth se cifran de forma irreversible..
  • Si no te contagias, esos identificadores cifrados de los móviles de las personas con las que has interactuado se borrarán a los catorce días sin llegar a abandonar tu dispositivo.

El sistema se perfeccionó durante los duros meses de la primera oleada COVID desde el punto de vista técnico y jurídico por cracks como Carmela Troncoso y Michael Veale.

Verás pocas cosas tan perfectas en términos de privacidad, amigo Sancho, palabra de Secuoyer: por aquí no tenemos precisamente la costumbre de callarnos cuando vemos algo que está mal.

 

2-. El cuñao anti-multinacionales: La app la ha hecho Indra. Indra es mala. Indra falsea los resultados de las elecciones.

Indra será lo que sea.

El concurso se adjudicó por el procedimiento de urgencia  y el coste habrá sido el que haya sido.

El código es 95% copiado del repositorio abierto DP3T.

Este tipo de especulaciones gustan mucho y generan largas horas de chupitos y cuñadeces que no arreglan nada porque no buscan arreglar nada. Y no vienen a cuento aquí.

Ese debate (con perdón) es distinto y no tiene absolutamente nada que ver con la utilidad y calidad de una aplicación que todo perro Pichi debería tener ya activada.

Nota: “todo perro Pichi” te incluye a ti, a tu madre, y a todo aquel que te haga un mínimo caso cuando le dirijas la palabra. O notificaciones. Al fin y al cabo son los que pueden contagiarte y te interesa a ti tanto como a ellos tener activada la app.

 

3-. El cuñao Bosé: No kiero quel Hestado kontrole por jepeese dónde estoy y dónde boi

La app, como hemos dicho, no trata el dato de geolocalización. El Estado nunca podrá acceder a tu localización exacta ni a tus movimientos de amante cautivo (corazón corazón malherido) a través de esta app. Determinadas versiones de Android sí necesitan el permiso de “ubicación exacta” pero las cuentas de eso se las pides, no a #RadarCovid, sino a Google, que lo hace en todo caso y dice hacerlo «por tu privacidad».

En realidad, si alguna de las personas con las que has interactuado de forma prolongada (ya sabes: más de 15 minutos, a menos de dos metros de distancia) se contagia, e inserta en la app el código que le facilitará su médico, tu propia app sólo te dirá que (i) el día tal (ii) estuviste en contacto prolongado con alguien que ha resultado dar positivo, no quién, ni exactamente cuándo, ni exactamente dónde ocurrió eso: la app no te va a decir más porque está diseñada para no captar nada más que eso. (sólo capta identificadores de móviles anonimizados, y sello de tiempo, no la ubicación).

 

4-. El cuñao “cíber”: Me pueden hackear el móvil o robar información por llevar todo tiempo el bluetooth activado.

Te pueden hackear el móvil o robar información en muchos casos sin que tengas el bluetooth activado. Ok, shit happens.

Muchos riesgos de hackeo han sido mitigados. En especial, el más preocupante: la posibilidad de que algún simpático se dedicara a lanzar una alerta de contagio por hacer la gracia o para perjudicar a algún tercero (recordemos que si te llega una alerta de contacto prolongado con un contagiado, lo sensato es mantener cuarentena hasta que te hagas el test y confirmes con un negativo que no te has contagiado tú).

Precisamente para evitar esto es por lo que la app requiere una conexión con el sistema de salud de tu comunidad autónoma: tu médico es el único que te puede dar, junto con la “noticia” del positivo, el código que debes introducir en tu app para dar la alerta de contagio.

 

5-. El cuñao inconsistente: “Un momento:  ya tenemos rastreadores humanos que hacen esto”

Vivimos en el siglo XXI y por primera vez en la historia la erradicación de una pandemia puede apoyarse en el uso de una tecnología de estas características.

Además, por si fuera poco, según datos recientes en España sólo hay 5.300 rastreadores y se necesitarían 8.500. ¿De verdad alguien cree que podemos hacer frente a una segunda ola de contagios con la situación actual?

Vamos a ver, tenemos rastreadores de carne y hueso y no personas con súper poderes. Y por más inri, además de tener un número limitado de rastreadores, el rastreo manual presenta a menudo errores humanos. Estos son algunos de ellos:

  • Me he quedado en blanco”: Cuando llama un rastreador generalmente el interlocutor está tenso y empiezan los sudores fríos cuando pregunta “Con quién has estado los últimos 2-3 días”. Es una pregunta que generalmente caza desprevenido al interlocutor que recientemente ha conocido que es positivo. Cuando preguntan “dónde estuviste hace cinco días” a veces nos cuesta enormemente recordarlo. Especialmente si estuviste, digamos, donde no debías. Recordar todos los contactos con los que uno ha estado de forma cercana en 2-3 días, en el momento de recibir la llamada, es casi una odisea. No nos engañemos, la capacidad de recuerdo de las personas es limitada e imprecisa.
  • “Lo tengo en la punta de la lengua”: Puede que tengamos un buen momento de lucidez o una memoria privilegiada, pero a menudo, aunque recordemos, no tenemos forma de contactar alguna persona: el compañero que tuvimos delante toda la mañana en la universidad, la persona que tuvimos al lado en el tren/autobús durante todo el trayecto, etc.

Pero no se trata de remplazar a los rastreadores humanos, sino de unir fuerzas. Hay algunas métricas que avalan que el rastreador humano necesita contar con el apoyo de RadarCovid:

Bonus track: El cuñao aprensivo: «Cuanto más se utilice la app, más positivos habrá y no frenaremos nunca la pandemiaaaarrrrggg».

Nain! La app NO suma nuevos positivos a las estadísticas, por más que se utilice.

Un positivo solo puede notificarse como tal en la app con el código que facilita el centro de salud correspondiente, cuando efectivamente se haya confirmado el positivo.

Ergo, el positivo «ya está contado» en los registros de la pandemia antes de que se declare en la app. Recuerda: un positivo, un código para la app.

Dicho de otra manera: el que era «positivo» es positivo «ya de casa», pero la app puede contribuir a poner «fuera de circulación» a positivos asintomáticos que, a su vez, propagarían más la enfemedad  COVID-19 y que ignorasen completamente haber sido infectados por un contacto estrecho.

Tener instalada la app, activarla, y, en su caso, notificar que se es positivo a los contactos es una medida de «responsabilidad proactiva contra la pandemia».

Autores «lapidarios»: Jorge García Herrero y Ángel Benito Rodero – Con la participación estelar en el «cuñao inconsistente» de Mr. Eduard Blasi, profesor de la UOC.